Visión

Diabetes mellitus y ejercicio físico

Por Federico Rossi, profesor de Educación Física. U.N.L.P, máster en actividad física y salud

La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que agrupa una serie de enfermedades de las cuales las formas más comunes son la diabetes mellitus tipo 1 (que la padecen entre el 5 y el 10% de los casos), debida a un déficit absoluto de secreción de insulina por la destrucción autoinmune de las células beta del páncreas, productoras de la insulina, y la diabetes mellitus tipo 2, (entre el 90 y 95% de los casos), debida fundamentalmente a que el organismo se hace resistente a la insulina, hormona necesaria para el transporte de la glucosa al interior de las células.

Una forma menos común es la diabetes mellitus gestacional, que se acompaña de un 40 60% de posibilidades de desarrollar diabetes mellitus tipo 2. El diagnóstico de la diabetes mellitus se realiza cuando se presenta uno de los siguientes criterios:

1) glucemia basal igual o mayor a 126 mg/dl

2) glucemia igual o mayor a 200 mg/dl después de un test de tolerancia a la glucosa 

3) hemoglobina glicosilada (HbA1c)  igual o mayor a 6,5%  

4) Presencia de síntomas clásicos de hiperglucemia poliuria, polidipsia y una inexplicable pérdida de peso o episodios de hiperglucemia con una glucosa plasmática casual de al menos 200 mg/dl.

La diabetes Mellitus afecta a múltiples órganos causando complicaciones para la salud tan serias como enfermedades coronarias, accidente cerebrovascular,  ceguera, insuficiencia renal, daños en nervios y amputaciones además también se asocia a un mayor riesgo de cáncer, enfermedad psiquiátrica deterioro cognitivo, enfermedad hepática crónica o artritis.

En el anciano la diabetes mellitus está asociada a una pérdida de la capacidad funcional y puede explicar hasta 20% por el aumento del riesgo. En los últimos 30 años la combinación de sedentarismo y de un exceso de calorías en la alimentación nos ha llevado a un descontrolado aumento de los índices de obesidad aumentando con ello los de la diabetes mellitus tipo 2. En definitiva, diversas líneas de evidencia científica demuestran que el sedentarismo conduce a una acumulación de grasa visceral y consecuentemente a la activación del estrés oxidativo, cascada inflamatoria base para el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2 y de las posteriores complicaciones micro y macrovasculares que afectan entre otros, al sistema cardiovascular, alma la retina o al riñón.

El ejercicio físico (con o sin dieta hipocalórica concomitante) se considera una estrategia terapéutica efectiva para el manejo de la diabetes mellitus tipo 2 por ejemplo el ejercicio aeróbico mejora el estatus metabólico y la sensibilidad de la insulina disminuyendo el riesgo de enfermedades cardiovascular. 

El entrenamiento dirigido al desarrollo de la fuerza muscular se considera una pieza clave en el manejo y prevención de las complicaciones asociadas a la diabetes de Mellitus tipo 2, fundamentalmente debido a su probada efectividad en el desarrollo de la fuerza y potencia muscular, aumento de la masa muscular, así como con la mejora del control glucémico y con el uso de la diabetes mellitus tipo 2.

El primer hecho en la fisiología de la diabetes mellitus tipo 2 es la resistencia a la insulina debido al sedentarismo y a un consumo excesivo de alimentos en personas genéticamente predispuestas el páncreas es forzado a aumentar su actividad secretaria debido a la importancia de la alteración de la función de estas células pancreáticas en la diabetes mellitus tipo 2 los investigadores han dirigido sus esfuerzos a tratar de entender los mecanismos subyacentes de la resistencia de la insulina y al desarrollo de tratamientos con la mira puestas en estas células pancreáticas.

Las hipótesis principales que tratan de explicar la alteración de su función y también la resistencia a la insulina están orientadas hacia el estrés oxidativo, depósito de amiloide en el páncreas, depósito de grasa en el interior de las células del músculo hígado y páncreas, lipotoxicidad y glucotoxicidad todas pueden ser causadas por una ingesta excesiva de calorías y del sedentarismo. 

Se piensa que cada uno de estos casos de estrés para la célula, bien inducen a una respuesta inflamatoria o es exacerbado por el proceso inflamatorio.

Los tres pilares básicos del tratamiento de la diabetes tipo dos son la dieta hipocalórica, el ejercicio físico y la farmacoterapia (Serían los antidiabéticos orales o insulina). El objetivo de este tratamiento es alcanzar una glucosa plasmática, un perfil lipídico y una presión arterial óptimas para prevenir y retrasar las complicaciones crónicas de la diabetes, un objetivo fundamental, que se hace con el ejercicio es bajar la hemoglobina glicosilada en la mayoría de los pacientes como medida para reducir las incidencias de la enfermedad microvascular que es la que provoca la retinopatía, nefropatía y neuropatía. 

El control de la glucemia se  puede conseguir siguiendo una dieta y un programa de ejercicio físico perdiendo el exceso de peso. No olvidemos que la mayoría de personas con diabetes mellitus tipo 2 tiene sobrepeso o son obesas.

Pérdidas modestas de peso corporal (entre 5% y 10%) ayudarán también a mejorar los factores de riesgo. El ejercicio físico y el control de la alimentación, son esenciales en una persona diagnosticada con diabetes mellitus tipo 2 ,se le debe animar a realizar tanta actividad física como sea posible, lo ideal sería que realizará al menos 150 minutos semanales de ejercicio físico de intensidad moderada, incluyendo ejercicios de tipo aeróbico, pesas y flexibilidad.

En estos momentos, existen suficientes evidencias epidemiológicas que sugieren que las personas con diabetes mellitus tipo 2 que realizan ejercicio físico a lo largo de su vida desarrollan menos complicaciones y viven más años que aquellos que no lo realizan porque el seguimiento de un programa de ejercicio físico por sí solo puede mejorar el control de la glucemia, la sensibilidad, la insulina y reducir la grasa corporal en pacientes con diabetes melito tipo 2. En ancianos o en aquellos con problemas de movilidad.

En la medida que el ejercicio sea tolerado desde un punto de vista cardiovascular cualquier incremento en los niveles de actividad física, es beneficioso por ejemplo se sabe que con solo dos sesiones de entrenamiento de fuerza por semana en solo 4 meses sin una dieta hipocalórica concomitante ancianos con diabetes mellitus tipo 2, pueden mejorar significamente los niveles plasmáticos de glucosa y la sensibilidad a la  insulina y disminuir alrededor de un 10% de grasa corporal.

El ejercicio físico practicado regularmente, ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares porque evita o mejora los factores de riesgo de este tipo de enfermedades como la hipertensión arterial que mejora la cifra de la tensión arterial, la hipercolesterolemia, que el ejercicio aumenta el colesterol HDL y descienden el colesterol total y el colesterol LDL y los triglicéridos.

El ejercicio físico y el entrenamiento de la fuerza regular previene la diabetes tipo 2, probablemente porque el propio ejercicio actúa de forma positiva en el musculo haciendolo más receptivo a la insulina y porque una persona fisicamente activa es más delgada que otra sedentaria de su mismos sexo y edad.

La edad es uno de los principales factores de riesgo de la diabetes mellitus tipo 2 porque con el envejecimiento se desarrolla resistencia a la insulina. Debemos tener en cuenta la inactividad física y la obesidad como 2 variables esenciales sin olvidar la hipertensión arterial y la hiperlipidemia a la hora de determinar las causas de alta prevalencia de esta enfermedad a partir de la 5° década. 

La diabetes mellitus tipo 2 se trata con insulina o antidiabéticos orales una persona con diabetes mellitus tipo dos que esté en tratamiento con insulina o con antidiabéticos orales del tipo de los sulfonilureas por ejemplo (euglucon daonil uni diamicron roname minodiab) tiene un elevado riesgo de desarrollar cuadros de hipoglucemia durante, inmediata después o incluso horas después (entre 6 y 15 horas) de acabado el ejercicio que si no se tratan adecuadamente pueden evolucionar hasta el coma hipoglucemia después del ejercicio, esto ocurre porque el músculo y el hígado están recuperando su reserva de glucosa durante esas horas. Los niveles de glucosa plasmática bajan si no se toma un alimento adecuado como hacen las personas que tienen diabetes, mellitus tipo 1, para evitar sustos se debe controlar la glucemia inmediatamente y varias horas después de acabado el ejercicio.

Y comer o no (alimentos con hidratos de carbono) de acuerdo con esos niveles en definitiva, la hipoglucemia relacionada con el ejercicio físico se produce por dos razones 1) excesos de insulina antes o después del ejercicio y 2) la alimentación escasa en hidratos de carbonos antes durantes y después del ejercicio, en estos pacientes con diabetes mellitus tipo 2 tratados con insulina, si la glucemia antes de comenzar un ejercicio es superior a 250 mg y hay cuerpos cetónicos en orina (probablemente no hay suficiente insulina en sangre) o si la glucemia es superior a 300 mg, aunque no haya cuerpos cetónicos en orina será mejor controlar este desequilibrio metabólico con una inyección de insulina, y retrasar el ejercicio físico hasta que los cuerpos cetónicos hayan desaparecido de la orina y los niveles de glucemia hayan descendido.

Recomendaciones generales de ejercicio físico para una persona con diabetes mellitus tipo 2: se recomienda realizar un programa individualizado de control de peso con una dieta hipocalórica en caso de sobrepeso u obesidad y por los menos 150 minutos semanales de ejercicio físico moderado, después 90 minutos semanales de actividad física vigorosa desarrollados en 3 o 4 días con no más de 2 días consecutivos sin realizar ejercicio físico.

En el caso del gimnasio del entrenamiento de pesas 2 a 3 series de 8 a 10 repeticiones y pueden utilizar de 6 a 10 ejercicios que utilicen los  grandes grupos musculares.

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